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Publicado en EdM
Martes, 12 de Marzo del 2024

Voy a hablar de EdM

Si me siguen en X/ Twitter, sabrán que extraño mucho EdM, Thoria y a sus personajes. Si no me siguen, no sé a qué esperan. Estoy deseando tener un fandom, o al menos un par de personas que me digan que leyeron mis libros y que les gustan :) De paso, podrían ir leyendo spoilers de lo que sea que esté escribiendo en ese momento.

Pero ahora extraño EdM y como en X no puedo escribir más que un poquito y ese posteo se pierde en el océano de posteos, pues voy a usar mi blog para dejar algunas curiosidades sobre la creación de los personajes, el nacimiento de la saga, sobre escenas o lo que se me ocurra.

Hoy voy a escribir de cómo nació EdM.

Fue hace 10 años, en enero de 2014. Hacía un calor de locos, porque, ya saben, en el hemisferio sur es verano. Salí a la vereda a fumar un cigarrillo y estaba muy tranquila mirando las estrellas cuando Quentin llegó como un pensamiento, para contarme su historia.

No era un Quentin chiquito, como el que empieza la saga en «Bautismo de Acero», más bien el Q del final de «Silencio». 

Un Quentin así, agotado de la vida...

 

Me habló de Astor, de Ara, de Josh, de Sitnor y de cómo fue que Thoria se empezó a ir al carajo. Y yo, como me parecía todo una locura, prendí la PC y me puse a escribir. Fueron 18 páginas.

Hasta ese momento, solo había estado frente a las páginas de un libro de los que ya están terminados, imaginándome las historias que alguien más pensó y nunca se me ocurrió que podría ser capaz de escribir un libro por mí misma. Nunca tuve el interés de hacerlo tampoco, debo decir. Me pregunté varias veces cómo hacían los escritores para imaginar mundos y situaciones, me preguntaba cómo hacían esos dadores de vida para mantener a los lectores interesados en sus obras, cómo hacían esos dioses de sus universos para crear de forma tan original y ordenada. Y esa noche, ahí estaba yo, dándole a las teclas para empezar EdM.

La constancia nunca fue mi fuerte y debo admitir que trabajé en ese documento un par de días. Después lo dejé. Mi hija era pequeña, hacía calor, tenía que ir a trabajar... Pasaron dos años hasta que volví a ese archivo de Word. Año 2016. Hablando con un amigo, un día le comenté «que había empezado a escribir un libro» y él me animó a que me pusiera a trabajar y lo terminara.

En mayo o junio de 2016, «Bautismo de Acero» empezó a tomar forma. Releí esas pocas páginas que había escrito y ese momento fue como regresar a Sitnor el día en que... Bueno, una situación que se da en «Los Astros tienen sus Razones», no quiero dar spoilers. El asunto es que regresé a ver todo de la misma forma.

Tuve que aprender a escribir, por supuesto, porque en mi mente veía muchas cosas, pero no sabía cómo hacer para que cobraran sentido en letras, no me salía redactarlo para que otra persona imaginara algo parecido a lo que yo estaba pensando. Así que aprendí. Aprendí los cómos, los cuándos y los por qués de la escritura de fantasía, porque también es válido aclarar que hasta ese momento mis únicas lecturas de fantasía fueron las sagas de Harry Potter y de Eragon. Lo mío era la novela histórica.

Harry Potter me gustó, pero la que realmente me abrió la cabeza fue Eragon. Ya sé, la peli es pésima no existe. También sé que van a decir que está lleno de clichés, y tal vez sí, pero como yo no había leído fantasía, a mí me pareció super genial y le sigo teniendo muchísimo cariño a esa saga.

No tenía conocimiento de fantasía, no tenía conocimiento de escritura, ni siquiera sabía qué era el camino del héroe, ni de los clichés del género, ni de magias y reglas, pero no importó, porque Quentin necesitaba que su historia se contara.

Si están leyendo esto, supongo que ya habrán leído BdA y, espero, el resto de libros. Denle las gracias a él por haberme elegido para que sea su biógrafa.

Cuando terminé BdA ya estábamos en el año 2018. Creo que fue como en septiembre...

De todos modos, voy a dejar esa parte para la próxima, porque esto se hizo largo y quiero tener una razón para volver al blog.

Se los aprecia, lectores ♥