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Sinopsis


Indra es una joven como tantas otras en Dkol nur Shana, la ciudad que antes fuera la capital de Adheej, y desea volver a ver flores crecer en las casas de todos. Y, como tantos otros prury, desea que el legítimo príncipe de Adheej regrese a reclamar su lugar.
Akram
es uno de los kanafi más hábiles de Dkol nur Shana. Sin embargo, es un esclavo como tantos otros, y su mayor meta es terminar el día con la menor cantidad de golpes posible.
Baddi es la esposa de un rico comerciante, que se debate entre buscar justicia y proteger a su familia.
Rajesh y Mhena son quienes están buscando la forma de que el príncipe de Adheej pueda presentarse a reclamar lo que le fue arrebatado en su infancia.
El Tjar Rizwan es la rencarnación de los dioses en la tierra, aunque es tan humano como cualquier otro mortal.

«Los colores de la Sangre» es una novela de fantasía oscura, situada en el continente ficticio de Ásico, donde todo es arena y entidades, donde los espíritus rara vez dejan el reino de los vivos, donde los cinti los usan para cumplir su voluntad. Hay seres mágicos que algunas veces deciden ayudar a los humanos, aunque sus asuntos les importan poco y nada. Indra se cruza con uno de estos seres, un dragón, y como siente que su vida no vale ni el aire que respira, le ofrece su cuerpo para que él se alimente. El dragón, en lugar de cenársela, decide darle una gota de su sangre para sanar sus heridas y ella lo ayuda a escapar de su prisión.
Después de conocer a Indra, Akram descubre que la vida es algo más que evitar palizas y, sin ser consciente de ello, es quien inicia una revolución en su ciudad natal. Aunque no tan solo una revolución, sino también una insistente búsqueda de venganza.


Sinopsis

Tres kanafi, dos paraki y un yadugari para resucitar al dios muerto.

Los Tjares de Ásico son la encarnación de los dioses en la tierra, aunque se enfrentarán a problemas de lo más… terrenales.
Tras lo sucedido en «Los colores de la Sangre», la
Tjarina Navila, de Hienza, entrará al conflicto para ayudar a su hijo Yásid, y el Tjar Rizwan tendrá que lidiar con muchas cosas diferentes, desde su hija hasta el rumor de un heredero de la corona de Adheej.
La revolución de los
prury empezó en la antigua capital, y las llamas del fénix se extendieron hacia Manai, donde la señora Bherna hará todo lo posible para conservar el territorio para cuando el príncipe heredero, si es que de verdad existe, regrese a reclamar su trono.
A
Indra la mueve el deseo de ver a su pueblo alimentado y feliz; al dragoncito, que de a poco se está volviendo un crahsti imponente, lo impulsa su deseo de destruir todo, pero a su vez lo detiene su aprecio por Indra. En cambio, lo que moviliza a Baddi es la venganza y eso la llevará por uno de los peores caminos que una persona de Ásico podría tomar.
Akram descubrirá que el dios Yakyur debe regresar del reino de los muertos para que Adheej conozca la paz, si es que pueden controlarlo.

Anímate a continuar con esta historia de traiciones, desafíos, muertes y resurrecciones.

Quienes poseen poderes mágicos son llamados cintis. Esta palabra engloba tanto a quienes usan sus poderes para hacer el mal como para que buscan ayudar a los demás con ellos. Se dividen en cintis de la luz (yaducare) o de la oscuridad (kanafi, paraki y yadugari). Estos últimos deben tener un hueso humano en perfectas condiciones para poder invocarlos y los espíritus sirven para lo mismo que hicieron en vida (guerreros, sanadores, etc). Deben sellar los huesos tallando runas en ellos. Los paraki, además, pueden invocar los espíritus de un crahsti.

Yaducare: Solo las mujeres pueden ser yaducare. Cuando una mujer nace con los dones, estos se heredan a su descendencia y, además, comprometen a sus espíritus a que ayuden a las demás, una vez que pasan al reino de los muertos. Pueden leer los huesos para buscar respuestas y guían a las ánimas errantes y a las cautivas al sendero de la luz, para que sean libres y no causen daño en un mundo al que ya no pertenecen.
Yadugari: Son quienes se valen de hierbas, hongos, animales o humanos para hacer pociones y amuletos que ayudan a protegerse de la magia de otros cintis. Por lo general, poseen pocos dones y no son capaces de manejar más que uno o dos espíritus.
Kanafi: Se valen de un ritual para hechizar a otros.
Pueden invocar espíritus para usarlos según sus necesidades. 
Paraki: Su danza es capaz de asesinar, aunque es algo que hacen en contadas ocasiones, porque es poco práctico y muy riesgoso.
Invocan espíritus, humanos o de crahstis.


También existen las criaturas mágicas, que a veces ayudan a los humanos, cuando tienen ganas, aunque intentan evitarlos. Se les llama crahsti y hay cinco especies: dragón, fénix, mariposa de alas plateadas, zorro de la arena y gusano de pozo.
Cuando uno de ellos "elige" a alguien, la sangre del humano cambia de color.
Dragón: Sangre dorada.
Fénix: Sangre de fuego.
Mariposa: Sangre plateada.
Zorro: Sangre cobriza.
Gusano: Sangre negra.
Además, le otorgan a las personas algunas cualidades sobrenaturales, como ver en la oscuridad, resistencia física, velocidad, inteligencia, sigilo, poder tener premoniciones, entre otras.
A los humanos elegidos, se los llama masdi.

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