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saga completa
"Era de Magos" es una saga de fantasía oscura/ grimdark que se desarrolla en el continente ficticio de Thoria, un mundo donde el uso de la magia estuvo prohibida por casi tres siglos. Sin embargo, los reyes de Pyebra, uno de los cuatro países del continente, decidieron comenzar a entrenar magos para sus ejércitos, obligando a los demás países a adaptarse a las nuevas reglas de juego.
La saga abarca seis años de conflicto en el que numerosos personajes, de más de diez ciudades de Sitnor, Pyebra, Tesar y Morrau, se unirán o enfrentarán para poder llevar a cabo sus planes: salvar el continente de Thoria o destruirlo por completo.
La guerra es sucia y es cruel, y la autora guiará a los lectores a través de ese mundo violento, frenético y despiadado, sin ahorrarse los detalles.
En Era de Magos no encontrarás romance, ni color de rosa y, por momentos, tampoco esperanza.
Los Astros hablan, los humanos desobedecen y el caos se acerca cada vez más.
Libros que componen la saga:
* Bautismo de Acero (mayo 2020)
* Niebla de Otoño (marzo 2021)
* Los guerreros también lloran (marzo 2022)
* Los Astros tienen sus razones (febrero 2023)
* Silencio (julio 2023)
más sobre la saga
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Spoiler de la semana
El fénix abrió las alas, corrió algunos pasos y levantó vuelo. Lo vio planear sobre las apagadas dunas, que se volvían doradas a su paso y él se lanzó a correr, pensando que se alejaría y que nunca más podría alcanzarlo. El corazón le saltó de felicidad y de ilusión cuando el fénix remontó una montaña de arena y se detuvo en la cima. Lo estaba esperando, pero se alejó volando en cuanto se acercó lo suficiente como para poder ver sus ojos, que eran como dos piedras de obsidiana.
Volvió a correr tras el brillante animal. Durante lo que quedaba de la noche y todo el día siguiente, el fénix sobrevoló el desierto y él fue detrás, sin cuestionarlo, sin detenerse, a pesar del agotamiento que sentía. Si el fénix quería saber si él era digno de su magia, no iba a decepcionarlo. Era importante que Adheej volviera a ser el país que los prury necesitaban y él era el heredero al trono, por lo que era su responsabilidad darle a su pueblo lo que merecía.
Sediento y con hambre continuó detrás del fénix, corriendo o caminando, sin detenerse ni un miserable instante, pero cuando el sol comenzó a crear sombras alargadas, el muchacho pensó que ya no podía dar ni un paso más. Sin embargo, vio al fénix posarse sobre la cima de una duna alta y darse vuelta para mirarlo, como si estuviera alentándolo a continuar. Estaba a más de doscientos pasos de él.
«No te rindas, imbécil, ya casi lo logras» se dijo, aunque no sabía qué carajo iba a lograr, si alcanzar al crahsti o morir de agotamiento, sed, hambre o ardor de pies.
Se detuvo, aunque no por propia voluntad. Su cuerpo lo hizo por sí mismo, de agotado que estaba. Resbaló y rodó cuesta abajo hacia uno de los lados de la duna por la que caminaba. Se arrodilló para mirar la huella que su cuerpo hizo, dispuesto a averiguar qué tan lejos de la cima estaba, y vio que fue una caída de, al menos, unos ciento cincuenta metros.
Tenía ganas de llorar, porque sentía que, una vez más, su misión había fracasado. No se sentía con las fuerzas suficientes para llegar hasta allí, ni siquiera arrastrándose. Tal vez, nació con mala estrella y se preguntó para qué demonios lo salvaron los sirvientes… Al fin y al cabo, tenía veintiséis años y no había hecho nada de provecho en su vida.
«Lo perdí para siempre».
Se dejó caer otra vez en la arena y pensó en cada uno de los fieles ciudadanos de Dkol nur Shana que, en uno u otro momento, lo ayudaron y le demostraron su lealtad. Pensó que tenía la esperanza de miles de personas en sus manos. Pensó en su pueblo sucio y desnutrido. Pensó en su maldita cobardía.
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